1/12/08

El Olimpo y el reino de Hades están a cinco minutos

La distancia entre la morada olímpica de los dioses y el inframundo no supera los cinco minutos, siempre que tengas un buen Gps instalado.

La distancia entre el Tártaro y la Tierra es algo más sufrida. Es un reto reservado para Orfeo, aquel que con los sonidos de su lira (piano) amansaba a las fieras guasonas, y que fue capaz de, gracias a un mapa que le facilitó Dionisos, el de las Mil Flores, bajar al reino de Hades a rescatar a su amada, la ninfa Eurídice, que había muerto por la picadura de una serpiente cuando recogía flores (Mil) a la orilla del río, aquel de agua tan fría.

Sí, hermanos, aunque os resulte difícil de creer, lo que pasó esa noche estaba escrito desde hace muchos siglos (miles de siglos que diría el del 500 centenario). No se trata de una invención mía. Ya sabeis que yo soy un simple escriba, guasón. ¿No me creeis? ¿Sabeis quién guardaba las puertas del Infierno? Así es, Cerbero, un can con tres cabezas.

Ninguna de las juezas quería ostentar el cargo de portavoz. Algo raro pasaba. Se mascaba en el ambiente, denso de taninos. El hermano Candela, aquel que aviva las hogueras del averno, aún mantenía entonces la verticalidad. Finalmente, la jueza primigenia tomó la palabra. Los nombres de los desheredados comenzaron a surgir aliviados y decepcionados al tiempo. Gps y el @buelo quedaron suspendidos al borde del abismo y... los besos y parabienes se fueron para Algeciras. El @buelo maldecía entonces las milflores.

Hechas las fotos vimos como el hermano Candela perdía la verticalidad y dejaba un rastro matemático horizontal. "Algo no está bien", "Mmmm, mi botella no es la 4, yo no he perdido", exclamó el @buelo, presa de una indignación aún contenida. A partir de ese momento, nunca más supimos si se suma en vertical o en horizontal. Es un misterio que sólo ha sido desvelado al hermano Candela.

La juezas seguían sin querer el cargo de portavoz, pero la suerte estaba clara. Algeciras se llevaba un premio, pero era la cuchara de madera. Obligado a devolver los besos, los abrazos y el conservador, el hermano Gps halló su nuevo rumbo resignado hacia la cuchara de madera. La gloria fue entonces para el Miliki, que tras años de decepciones y alguno de abandono, recibía recompensa, compartida con María Ángeles y Pao.

1 comentario:

Hermano Miliki dijo...

Que cantidad de datos. Parece una novela histórica greco-romana. Está bien contado. Así fueron las cosas y así se las contamos.
Mu bien Pepote.