20/9/08

El sueño de una noche del final del verano

Podía respirar debajo del agua. Sin esfuerzo. En realidad casi no le di importancia a esta recién adquirida habilidad, sólo busqué unas branquias en mi cuello y no encontré nada. Lo que captó mi atención fue la informe masa oscura que daba vueltas a mi alrededor, a cierta distancia. Pensé que, como no llevaba las gafas, no era capaz de distinguir de qué se trataba, pero poco a poco se fue cerrando el círculo. Era peces, un enorme y ondulante banco de pececillos, pequeños, muy pequeñitos.

A pesar del influjo que las películas de terror de los 80 pueden tener sobre mi, la verdad es que no se me ocurrió pensar que esos pececillos, que nadaban en frenéticos círculos a mi alrededor, tuvieran la intención de devorarme. En realidad, ahora que estaban muy cerca, podía distinguir unos ojillos simpáticos cuando lograba fijar la vista en uno de ellos por más de un segundo.

Ya casi me rozaban la piel con sus diminutas aletas. Fue entonces cuando comenzé a escuchar sus finísimas vocecillas. "No nos menosprecies aunque no seamos malagueños". Cuando me hicieron llegar su mensaje, el círculo comenzó a abrirse y pude distinguir el huevo frito y los pimientos, una enorme bandeja rectangular y a Fernando corriendo detrás de todo el grupo.

Dedicado a la permanente guasona del jueves 18 de septiembre de 2008

2 comentarios:

Sebastián Forero dijo...

Si, más de uno soñamos con la monstruosa cantidad de chanquetes que ingerimos aquella noche. Al día siguiente me sentí gallina incubando nueva prole. Lo digo por el tiempo que me llevé en el ponedero intentando expulsar semejante cantidad de comida. En fin, valga de experiencia.

La explicación razonable podría ser que Fernando sorprendió al Hermano Miliki con la guardia baja -cosa rara en él- o, simplemente, que ese día le consintión sin más.

En cualquier caso presento moción oficial para que debatamos el caso como es debido. Creo que merece la pena someter el momento al juicio de la Hermandad.

SALUDOS GUASONES

HERMANO CHINCHETA

Hermano Miliki dijo...

Yo creo que tenemos que tener en cuenta la cantidad de comensales que tengamos a nuestro alrededor. Está Vº y comprobado que cuando hay poca gente Fernando nos ceba cuán cerdos.
En relación a lo comentado por el personaje que sujeta su enorme cabeza con el dedo índice de su mano izquierda en la foto tengo que comentar que si a él no se le critica, que va ... que va ..., lo de las puntillitas a mí tampoco.
Supongo que alguien estaría esperando una respuesta de mi parte.
Saludos guasones.
Miliki.